domingo, 29 de abril de 2012


 Perdoné errores casi imperdonables,  intenté sustituir a personas insustituibles y olvidé a personas inolvidables en mi vida. Valoré de más, cosas que no debía, y de menos otras que sí. Prescindí de lo que creía imprescindible. Me decepcionaron, y yo también decepcioné. Hice amigos eternos.
Salté, grité y lloré de alegría. Me quise mucho, y también quise mucho más a los demás.
Traté de cuidar lo que tenía, y quizás cuidaron más de mí. Sonreí, e hice reír.
 Lloré, y también hice llorar. Hice promesas que jamás cumplí, y me prometieron cosas que jamás vi.
 Amé y fui amada, pero también fui rechazada. Extrañé tanto a alguien hasta lo más profundo del sentimiento, y también aprendí a evitarlo. Tomé decisiones correctas, y otras no tanto. Me enamoré de una sonrisa, y me perdí en una mirada. Llamé esperando escuchar la voz que necesitaba escuchar en ese preciso momento. Sufrieron por perderme, y también me resigné a ser yo la que perdía. Luché, y me rendí, pero pude comprobar que siempre hay una razón para seguir, pues yo he sobrevivido a todo, y lucharé por lo que aún desconozco.